En este cuento tibetano alguien pensó en cazarlo y pensó que la felicidad sería eterna, si lo mantenía preso.
Un día consiguió escapar, pero alguien le arrancó una pluma y desde entonces jamas la felicidad volvió a ese lugar.
Ahora el valiente Wangjia tiene la misión de devolverle su pluma y recobrar la felicidad para su pueblo.
El pájaro de la felicidad
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